Libros con alma

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Crisis Navideña; en el paro por Navidad.

     No tienes trabajo, ni puedes permitirte el lujo de encender la calefacción. Duermes con las manos dentro de los bolsillos de tu pijama, bajo toneladas de mantas, y estás dejando a la vista parte de tus orejas y de tu cara. Partes que sufren las inclemencias de la intemperie del dormitorio.
     
     Cuando exhalas, un rumor vaporizado se escapa de tu boca y, por un momento, piensas que  estás viviendo un fenómeno  poltergeist. Pero la realidad es bien diferente, no hay nada que de más miedo que afrontar el invierno junto a radiadores fríos e inertes. No hay nada que de más miedo que enfrentarte a un frigorífico deshabitado y minimalista.
      
     El cartero es el único que te visita para entregarte esas cartas certificadas. Cartas encriptadas con palabras ininteligibles; una jerga farragosa utilizada probablemente por los agentes del MI6 en la primera guerra mundial. Pero tú eres pobre pero no estúpido y sabes que esas  cartas sólo te recuerdan que si quieres seguir formando parte del sistema tienes que pagar lo que no tienes.Y quieres salir del sistema; con todas tus fuerzas lo deseas, pero no sabes realmente cómo hacerlo.
      
     Por lo menos no eres como esas personas que se revuelven desde el confort que les  proporciona el sofá, esas que se quejan hasta que llega el partido de fútbol de su equipo favorito y bajan al bar para buscar su dosis de vino barato, esas que esperan el día sin IVA para ir corriendo al Media Markt para comprar el último iPad, porque no se consideran tontos, ya que saben aprovechar las buenas ofertas.
      
     España; duerme, Grecia; duerme, Planeta; duerme. Ahora no es momento para pensar; es mejor vivir en el espejismo de tiempos pasados que proyectan sus cabezas; ahora es Navidad. Ahora es Navidad y hay que comprar marisco, turrón y corderos. Hay que comprar regalos a los que más quieres para que sepan que efectivamente, los quieres y visitar a esas personas que no has visto en todo el año, los miembros de tu familia.
       
     No se te ocurra ir en hora punta al centro comercial, las personas caminan nerviosas, enfebrecidas. El villancico se escucha por los altavoces mientras piensas que este año mucha gente comerá turrón duro, el que le sobró el año pasado. Ese que le dieron con la cesta navideña en su último trabajo. Regalos para el día de reyes, para el día de Santa Claus, para el día de la madre, del padre y del espíritu Santo. Amén.   
      
     Cuando tengas un hijo, en el día del parto, no dudaras en decirle que los reyes no existen y que según ha dicho Benedicto XVI recientemente, tampoco vienen de Oriente sino de Occidente.

     Feliz Navidad a todos. 


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Israel Esteban

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