Están ahí observándonos aprendiendo de nuestros errores. Mientras que nos consume el tiempo y nuestra piel no deja de agostarse, ellos son imperecederos. Son eternas siluetas estoicas, fabricadas con inteligencia artificial por la mano de algún hombre. Un hombre que sueña con la perfección de las cosas. El fabricante.
Si eres observador, podrás identificar a esos replicantes que se mueven entre nosotros: posando en los escaparates, en el call center de las empresas, en los hinchables de cualquier Sex Shop. Ciertos empresarios han empezado a trabajar con ellos. Son algo burdos, pero en cada generación mejoran notablemente.
Esperan nuestro fracaso para hacerse con las calles. Puede que algún día nos roben el alma y lleguen a disfrutar de la vida como no supimos hacerlo nosotros.
Israel Esteban