Libros con alma

Tengo que contarte tantas cosas..., historias aterradoras, relatos cortos, distopías, y todo lo que quieras imaginar. ¿Te apuntas a este viaje?

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ORIGEN






























      La violencia no existe en ningún núcleo pacífico y por supuesto, las armas de destrucción masiva no las encontrarán allí donde miren. 

      El cuerpo policial obedece muy bien porque se juegan el sueldo y el cargo. Y por nada del mundo les gustaría estar al otro lado. Por una parte se podría decir que no son egoístas, porque a ellos les gusta más dar que recibir. Es la rebelión de los muñecos de José Luis Moreno. Ya que los verdaderos culpables son los que manejan los hilos, esos que meten los puños por sus vientres de trapo. 

      El ciudadano reacciona, pero no se engañen. Reacciona porque la última digestión que disfrutó fue la de Nochebuena. Con la esperanza de pensar que hacer la digestión es como montar en bicicleta; que nunca se olvida. También la última noche que tocó un radiador caliente… 

      Hasta hace unos años, la población aletargada por el consumismo dormía tripa arriba bajo la sombra de un árbol. Nos sentamos con el Banco a jugar al “Monopoly” y con ese dinero irreal compramos: casa, coche, viajes a las Bahamas y cualquier cosa que tuviese precio. 

     Para entender la situación presente es indispensable que hagamos un viaje. Viajaremos al pasado en busca de respuestas: ¡Vamos! 



     Sobre el año 1992 un joven llamado Carlos Nalda permanecía apoyado en la fachada de su antiguo colegio. Con aire distraído mascaba un chicle cuando por la calzada pasó un deportivo recién llegado de Alemania. Conducía el típico cerdo que te cae mal. Sí, ese que tiene el contador de la inteligencia emocional a cero ─ o eso pensó Carlos. 

En ese instante, dentro de su cabeza empezó a gestarse una idea. Entremos para entenderlo: 

─ El imbécil ese, va con un cochazo. Seguro que se lo ha comprado su padre. He oído que ahora los bancos empiezan a dar préstamos para cualquier cosa. Con mi trabajo estable y pagando un poco cada mes ese coche podría ser mío. 

Bueno, como veréis, no es difícil adivinar a donde se dirigió después: a la sucursal más cercana. 

Pero veamos la forma de actuar de un chico de su misma edad en el año 1960: 

     La misma escena, pasa el cochazo. El joven que tiene apoyada la espalda en la pared del colegio mete la mano en el bolsillo. Rebusca con desesperación. No tarda en darse cuenta de que está vacío, dejando el forro del bolsillo fuera; colgando. 

Y actúa de la manera más inteligente que se puede. Adentrémonos en su cerebro para saber cual es su forma de razonar: 

─ ¡Joder!, acaba de pasar ese imbécil con un cochazo. Seguro que se lo ha comprado su padre. Me encantaría poder tenerlo, pero he mirado en mi bolsillo y no tengo una mísera peseta. Por lo tanto intentaré olvidarme de este incidente y me iré a tomar una cerveza. 

    Creo que ha quedado claro. Ya sabéis como comenzó todo. La vanidad, la envidia, el consumismo nos indujeron a creer que si no tienes según que cosas no eres nadie. Y eso amigo es un error. 

     Hicieron creer al varón que si teníamos unas llantas de dieciocho pulgadas, una rubia californiana se derretiría por nuestros huesos. Convencieron a la fémina que comprando vestidos caros y llevando según que perfume, un hombre, portador de una tableta de chocolate en el abdomen, dormiría en su lecho para siempre. Mentiras y más mentiras. 

Ahora en el tiempo presente buscamos a los causantes del problema sin darnos cuenta que somos nosotros mismos. Lo que sí podemos reprocharnos es el no haber tenido un departamento de personas sabias que nos hubieran advertido sobre los riesgos que entraña vivir por encima de las posibilidades de uno. Por que ahí amigos está la cuestión. Y ese es mi consejo para el futuro, aunque de vez en cuando se pueda hacer alguna excepción. 


PD: Como dice el gran José Luis Alvite, más de uno sin calefacción esperará que le calienten por correspondencia. 

                          

                               Israel Esteban







6 comentarios en «ORIGEN»

  1. Interesante. Estoy de acuerdo en que hubo mucha, muchísima, gente que sacó "los pies del tiesto" y esta afirmación me genera, de una parte, cabreo ante la evidencia del exceso de confianza de las personas en los bancos, porque son ellos, junto con el Gobierno, los máximos responsables de esta situación, pero, por otra parte, me genera una duda casi existencial, ¿no tiene derecho la gente a querer tener "cosas"? (piso, coche, rubia despampanante en el asiento del copiloto, tableta de chocolate durmiendo en tu cama…)No me malinterpretes, mis dudas existenciales se fundamentan en creer absolutamente en la libertad de las personas, aunque obviamente las personas inteligentes y/o previsoras no se meten en fregaos hipotecarios si no saben que pueden pagar y además comer cada día (que esa es otra!)…
    Bueno, aquí te dejo un poco de espuma del café que me estoy tomando. Sin más tiempo para seguir opinando, me voy al tajo.

    Amanda

  2. Interesante reflexión, me gusta como escribes chaval, ciertamente hay mucho descerebrado superficial (criaturas), unicamente decir que esta situación de la que todos somos cómplices por erro u omisión, se da hasta para los que jamás desearon un jodido descapotable pero sin embargo parafraseando al genial José Luis Sampedro cuando nos ofrecían créditos y la gente les utilizaba (no tiene que ser para comprase un coche de lujo, puede ser para pagarle los estudios a un hijo, o adquirir una vivienda) no estaban para nada "viviendo por encima de las posibilidades sino que utilizaban las posibilidades" con mayor o menor criterio o consciencia, es una perversión que encima nos tengamos que sentir mal por vivir por encima de nada, de esta situación tenemos la culpa tu, yo y sobretodo ELLOS, así que adquiramos mayores cotas de consciencia, tomemos responsabilidad de lo que podamos y tratemos de poner nombre y apellidos a los ELLOS, entendiendo que tampoco se ha favorecido un marco para que las personas se desarrollen sino para tenernos atontados y sin cultura (que no sin saber la alineación del equipo de fútbol de turno)

  3. Gracias. Comparto lo que dices. Aún así, considero que cuando un padre no tenía dinero para pagar los estudios de su hijo, simplemente lo mandaba a trabajar al campo. Pero eso era antes.

    Y sobre la vivienda, he visto a muchas familias viviendo en poco metros cuadrados. Saben que no podrán hacer frente a ese pago. Otros países de Europa no tienen esa mentalidad de adquirir una vivienda en propiedad. Existen otras fórmulas incluso más interesantes.

    Lo que está claro es que la cultura (la buena cultura) es fundamental. Un saludo

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