Nuestro corresponsal, Eustaquio Paz, viajó ayer de incógnito en un avión de Ryanair que tenía previsto aterrizar en Bruselas. El piloto, Mathias Golden, se desorientó por haber estado escuchando los anuncios con los que, habitualmente, agreden a los pasajeros y llegó a Damasco sin apenas darse cuenta.
El bueno de Eustaquio, aprovechando el insignificante desliz, y como buen géminis que es, se amoldó a la nueva situación y se propuso dar fin a las interminables trifulcas vía Twitter entre los políticos rusos y americanos.
“No saben cuándo están jugando al Risk o cuándo están en real mode” comenta Eustaquio.
Decidido fue al encuentro de los soldados para fotografiar
la entrega de armas químicas. Eustaquio con su instantánea, la cual ya ha dado
la vuelta al mundo, nos muestra la realidad tal y como es. Presenció cómo los
militares arrebataron a los niños sus juegos de Quimicefa, concretamente son
los mismos con los que jugamos en nuestra niñez (lo digo de forma literal, son
exactamente los mismos que se fabricaron en los ochenta), ya que por motivos
políticos no les habían llegado hasta hace un año.
“En África quedan
muchos líderes despóticos y muchos conflictos graves (véase la película Hotel Rwanda)”, pero como no tienen ni el petróleo con el que se nutre un coche
teledirigido pues nada. Entiendo que allí haga mucho calor y esas cosas pero no
hay derecho” Arguyó Eustaquio claramente contrariado.
Israel Esteban